titulo

ESTE BLOG PRETENDE MOSTRAR LAS BELLEZAS NATURALES Y ETNOGRÁFICAS DE LA ZONA NOROCCIDENTAL DE MARRUECOS. PERTENECE A UN GRUPO DE AMIGOS QUE DESDE 2003 PRACTICA EL SENDERISMO TODOS LOS DOMINGOS POR LOS ALREDEDORES DE TETUÁN. CONTACTO: gorgueste@gmail.com

¡¡¡¡¡¡¡¡¡ KELTI !!!!!!!!!!!!!!!!

¡¡¡¡¡¡¡¡¡ KELTI   !!!!!!!!!!!!!!!!

MONOGRÁFICOS.

jueves, 6 de septiembre de 2012

DEL EMBALSE DE NAKHLA A ZARKA

EXCURSIÓN DEL 18 DE MARZO DE 2012



Este recorrido no es circular y requiere gestionar con antelación los medios de transporte porque al final es difícil encontrar taxis o autobuses para regresar a Tetuán.
 
Recorrido sobre el mapa 1/50.000 de Souk el Arba de Beni Hassan
 
El trayecto parte del café que hay en la carretera sobre el embalse del Nakhla.
 

Tarannakt
 
 
 
 
Mezquita en construcción de Tarannakt.
 
 
En los pequeños pueblos cercanos a Tetuán, como éste de Tarannakt o el siguiente por el que se pasa,  de El Khannous se aprecian algunas particularidades arquitectónicas sin duda debido a su origen español. Las casas tenían los tejados a dos aguas recubiertos de teja y las mezquitas antiguas eran de reducido tamaño y con elementos árabes. Posteriormente se han reemplazado las tejas por planchas de cinc ondulado o bien se ha cambiado el tejado a dos aguas por terrazas que permiten almacenar los productos del campo sobre ellas, ponerlos a secar e incluso realizar tareas que normalmente se realizaban en las eras, como varear las vainas de las legumbres recolectadas y aventarlas.
Las discretas mezquitas, encaladas de blanco, están siendo sustituidas por otras modernas, más espectaculares en cuanto a sus formas y tamaños.
 

Rincón de Tarannakt con casas antiguas.
 
Una campesina segando hierba fresca para el ganado.
 

Asclepias fruticosa
 
El pueblo está asentado en el contacto entre el flychs de Beni Ider  y la dorsal calcárea, apropiado para que aparezcan los manantiales. Al pie del acantilado calizo el agua brota en gran cantidad y permite el riego de las huertas que hacen de este rincón un auténtico vergel. Es frecuente encontrar esta planta, autóctona de África del sur, que se ha naturalizado muy bien y está en expansión, no sólo aquí, sino en toda la región mediterránea.
 

Sendero valle arriba.
 
Pasado el pueblo, el sendero continúa valle arriba por una zona que se quemó hace unos tres o cuatro años. Afortunadamente, las jaras y otros arbustos pirófilos están creciendo con rapidez y protegen el suelo de la erosión. Algunos pinos lograron sobrevivir a las llamas y sus semillas contribuyen a la repoblación natural.
 
Halimium atriplicifolium o jara blanca, mezclada con romero.
 
Al cambiar de vertiente se divisa el Bou Zaitun, Sidi Timin y el mar.
 
Debajo de la cumbre del Bou Zaitun se sitúa Dar El Khannous.
 
Cuando los cultivos se realizan en pendientes acusadas, las aguas de lluvia abren profundos barrancos.
 
Los bosquetes aislados entre los cultivos y las zonas deforestadas siempre indican la presencia de un marabout o tumba de algún santo. En este caso el bosquete es de acebuches.
 
La tumba que hay en su interior es la de Sidi M'Ghit.
 
Junto al santuario transcurre este riachuelo que unos kilómetros más abajo forma una espectacular cascada.
 
Sobre los acebuches y olivos crece el muérdago, planta hemiparásita que debilita al árbol.
 
Viscum cruciatum. Muérdago rojo.
 
Esta especie de muérdago, se diferencia del muérdago más habitual que parasita sobre todo a las coníferas (Viscum album), en que las bolas carnosas que envuelven a la semilla son de color rojo y no blanco.
 
Los rebaños de cabras son frecuentes en toda la región.
 
En primavera empiezan a nacer los pequeños cabritillos.
 
También es frecuente encontrar caballos pastando hasta que se inician las tareas de la recolección.
 
 
Superada la planicie de Dar Khannus se entra en un valle escalonado que baja desde Dar Jarjor a Zarka en el que en época de lluvias abundan las cascadas. Aunque la altitud no es elevada, se pasa con mucha rapidez al nivel del mar y los torrentes discurren saltando por los desniveles de los precipicios.
 
Este año ha sido muy seco y la gran cascada apenas tiene agua.
 
La torrentera que baja a Zarka está completamente seca.
 
El rio discurre por el valle encajado entre el Sidi Timin a la izquierda y el Bou Zaitun a la derecha y desciende hacia el mar.
 
 Boj en flor (Buxus balearica) en el borde del camino.
 
En las proximidades del Sidi Timin es frecuente encontrar a una familia de macacos que rápidamente huyen cuando las personas se acercan.
 
Sin un buen teleobjetivo es difícil fotografiarlos.
 
La inconfundible silueta piramidal del Sidi Timin.
 
 Al pie del pico se conserva la tumba de Sidi Timin y una vez al año se organiza una romería. Los lugareños afirman que la tumba está realmente en lo más alto del pico.
 
Zona quemada el año pasado. Este verano del 2012 ha ardido la otra vertiente.
 
 Panorámica del valle del Martil, Cabo Negro y Ceuta.
 
Los niños han improvisado un columpio a la entrada de Zarka.
 

La piedra del equilibrio en Zarka.
 
Estanque de Zarka. En este lugar había una cascada, pero las intensas lluvias de hace tres años arrastraron los bloques de  la pared rocosa y destruyeron el desnivel desde el que caía el agua.
 
Hornos de cal en funcionamiento, situados sobre el estanque de Zarka.

























martes, 4 de septiembre de 2012

LA DORSAL CALCÁREA DEL RIF EN EL KELTI-SFAYA

EXCURSIÓN DEL 6 DE MAYO DE 2012


 Fragmento del mapa 1/50.000 de Souk el Arba de Beni Hassan.

Vista de la dorsal desde la carretera antes de llegar a Souk el Arba de Beni Hassan.

La dorsal calcárea transcurre paralela a la carretera entre Tetuán y Chaouen y desde ésta se observa sus acusadas pendientes desprovistas de vegetación, con pie de montes muy activos donde se acumulan extensos canchales o pedrizas, formados por los frecuentes desprendimientos de las paredes rocosas casi verticales.
Tradicionalmente se denomina dorsal calcárea a la cadena calcodolomíticas que se extiende desde Tetuán hasta Talassamtane y comprende el Gorgues, Bouzaitoun, Sfaya y las montañas de Beni Hassan, el Kelti, la zona de Akchour, Chaouen, el Akrâ y la zona de Asifan, aunque también se podría incluir la cadena que va desde el Dersa en Tetuán hasta el Moussa, pasando por el Haouz. Sobre la geología de esta región se trata en los documentos de este blog que hablan del Gorgues, Sfaya-Kelti, Akrâ, Bouzaitun, Moussa y Fah Lemhar.
Para acceder a esta parte de la excursión es necesario coger una pequeña carretera que sale de la general a unos 2 km antes de Beni Hassan (a la izquierda si se viaja desde Tetuán a Chaouen) y que pretendía llegar hasta Oued Laou, pero se quedó cortada justo debajo del collado de Sfaya por donde se atraviesa la dorsal para ir a Tamalout.
El sendero, bien marcado y empedrado, discurre a media pendiente y va subiendo hasta el collado y desde allí se ofrecen varias posibilidades, algunas de las cuales son: 
1.- Ascender a Sfaya (hay un documento sobre esta excursión el blog)
2.- Continuar hacia Tamalout e incluso subir al Kelti
3.- Rodear Sfaya y bajar por Addar
4.- Cumbrear en dirección hacia el Gorguez y el Bouzaitun.
En este caso hemos elegido la última y hemos descendido con bastante dificultad por la misma vertiente de ascenso.
Vista desde el collado de Sfaya de las cumbres recorridas.

La vertiente de la derecha da al valle del Oued Laou, mientras que la de la izquierda manda las aguas al Nakhla que tiene aquí mismo su nacimiento y realiza un corto recorrido hasta la presa que lleva su nombre.

Panorámica desde la cumbre hacia el norte en la que se divisan las antenas de Tetuán, el Bouzaitun y el Mediterráneo.

Panorámica hacia el sur donde se divisa Sfaya y al fondo el Bouhachem.

Niebla descendiendo por la ladera.

La escasa vegetación, sin duda debido a la tala y al sobrepasatoreo, las pedrizas, las afiladas crestas de estratos casi verticales, el viento y la niebla permanente cuando sopla el levante, dan a esta zona un aspecto muy agreste y a veces el recorrido puede requerir cierto esfuerzo que siempre se compensa no solo por las formidables panorámicas que se contemplan, sino también por las múltiples sorpresas.

La aridez del lapiaz de la cumbre también contribuye a aumentar el aspecto agreste.

A veces aparecen depresiones con fondo arcilloso que permiten los cultivos.

Las frecuentes nieblas, sobre todo en el lado que mira al mar, facilitan que sobre las arcillas de descalcificación crezca algo de pasto para alimentar algunos rebaños de vacas, ovejas y sobre todo cabras.

Pegado a la dorsal, aunque más bien habría que decir, formando parte de ella, aparece el Jebel Kelti y a sus pies Tamalout.

Valle y desembocadura del Oued Laou.

Campos de cultivos de Tamalout, al pie del Jebel Kelti, desafiando las acusadas pendientes.

Aldea cercana a Tamalout.

La dorsal calcárea cabalga sobre materiales blandos del Rif interno que afloran en las partes bajas y son aptos para el cultivo. También en estos contactos se sitúa el nivel de fuentes  y estos dos factores permiten el asentamiento de la población en pequeñas aldeas que conservan todavía las casas tradicionales; a veces solo se puede acceder a ellas por senderos. Ésta tan bella es Lhihiyin, un poco más ampliada en la foto inferior.

Estas aldeas aisladas son una de las sorpresas que guarda la dorsal. 

Contraste entre los colores rojos de los materiales del Rif interno y las calizas blancas de la dorsal hacia el valle del Oued Laou.


Ejemplares de heléboro negro.

Fruto de heléboro negro.

Aunque la presencia de la roca pelada domina el espacio, sorprende encontrar joyas botánicas que hacen frente a las condiciones adversas utilizando diversas estrategias de superviviencia. El heléboro tiene alcaloides tóxicos paralizantes en sus raíces que se utilizaban para envenenar las flechas y cazar a los animales. En la región era tradición usar las tisanas de sus semillas para dormir a los niños.

 Bola de Erinacea anthyllis o cambrón.

Esta planta espinosa en forma de almohadilla resiste muy bien el frío, el viento y la sequía y sobre todo no hay ningún herbívoro que pueda con ella.

Bupleurum spinosum y violeta.

Bupleurum spinosum y poligala.

En este caso, el Bupleurum protege de los herbívoros y de la sequía a estas dos delicadas florecillas.

La euforbia o lechetrezna se defiende con su látex amargo, esta especie es muy robusta y supera el medio metro de altura.

Sobre las flores de la euforbia se ha condensado la niebla y las gotas de agua resbalan hacia el suelo y permiten que pueda sobrevivir entre el pedregal.

Euphorbia characias (probablemente)

Esta rupícola no ha encontrado mejor estrategia que subirse por las paredes rocosas.

Líquen azul.

Musgo.

Violeta.

El líquen, el musgo y las violetas son típicos de lugares muy húmedos, por eso asombra encontrarlos aquí, donde aparentemente no hay ni una gota de agua, pero la niebla es suficiente para que en las pequeñas oquedades sombrías de las calizas se cree un microambiente apropiado para que se desarrollen.

Gamones o Asphodelus sp.

Aunque es una planta muy indigesta que el ganado no estima mucho, en caso de necesidad se alimenta de sus hojas y muchos animales como el macaco y el jabalí pueden sobrevivir durante los duros inviernos gracias a los bulbos enterrados que persisten en el suelo cuando se seca la parte aérea.

Trepador azul (Sitta europaea)

En el collado de debajo de Sfaya hay una fuente y al lado se conserva un bosque de arces y tejos. Ambos están frecuentados por multitud de aves de diversas especies y es un punto muy interesante a nivel ornitológico.

 
Estos caracoles terrestres son muy abundantes.

Llegados a la puerta de los vientos es el momento de regresar por la vertiente del valle del Nakhla.

Valle del Nakhla. Al fondo a la derecha, el embalse.

Las lajas verticales de los estratos calizos dificultan la marcha.

 Para recuperar la senda de la ida hay que atravesar con cuidado el inestable canchal.

Encima de la senda, en la pared vertical se abre esta cueva. Por las cumbre a veces se ve a los macacos.